Día 1 | Semana Santa 2025

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JESÚS, EL REY DE SIÓN

Zacarías 9:9

9 ¡Regocíjate sobremanera, hija de Sión! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Mira, tu Rey viene a ti, justo y dotado de salvación,
Humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de asna.

Mateo 21:1-9
La entrada triunfal

1 Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús entonces envió a dos discípulos, 2 diciéndoles: «Vayan a la aldea que está enfrente de ustedes, y enseguida encontrarán un asna atada y un pollino con ella; desátenla y tráiganlos a Mí. 3 Y si alguien les dice algo, digan: “El Señor los necesita”; y enseguida los enviará».
4 Esto sucedió para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta, cuando dijo:
5 «Digan a la hija de Sión:
“Mira, tu Rey viene a ti,
Humilde y montado en un asna,
Y en un pollino, hijo de bestia de carga” ».

6 Entonces fueron los discípulos e hicieron tal como Jesús les había mandado, 7 y trajeron el asna y el pollino. Pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. 8 La mayoría de la multitud tendió sus mantos en el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino. 9 Y las multitudes que iban delante de Él y las que iban detrás, gritaban:
«¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito Aquel que viene en el nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas!».

Devocional:

En Mateo 21:1-11, presenciamos un momento crucial en el ministerio de Jesucristo cuando entra a Jerusalén montado en un burro, en medio de aclamaciones de “¡Hosanna al Hijo de David!” La multitud coloca mantos y ramas de palma en el suelo, reconociendo a Jesús como su Rey. Este evento cumple la profecía de Zacarías 9:9. La importancia de que Jesús sea aclamado como el Rey de Sion radica en el cumplimiento de antiguas profecías y en el establecimiento de su autoridad divina.

En primer lugar, la forma en que Jesús entra, coincide con la profecía de Zacarías, simbolizando humildad y paz. A diferencia de los reyes terrenales que montan caballos, Jesús elige un burro, mostrando humildad y servicio. Esto significa que su reinado no es de poder terrenal y dominación, sino de justicia y salvación. La designación “Rey de Sión” tiene un profundo significado teológico. Sión, a menudo sinónimo de Jerusalén, simboliza la presencia y el reinado de Dios entre su pueblo. Al proclamar a Jesús como el Rey de Sión, las multitudes afirman su autoridad divina sobre toda la creación. Él no es simplemente un líder político, sino el Soberano del Reino espiritual y el fundamento de una nueva era de salvación y restauración.

Además, la entrada de Jesús en Jerusalén marca el comienzo de su viaje hacia la cruz. A pesar de los elogios de la multitud, Jesús sabía que el camino por delante sería de sufrimiento y sacrificio. Como el Rey de Sión, aceptó voluntariamente su papel como el Cordero sacrificial, ofreciéndose a sí mismo por la redención de la humanidad. Su reinado trasciende el poder temporal, centrándose en cambio en la salvación eterna.

Adicionalmente, la respuesta de la multitud resalta la expectativa del pueblo judío sobre el Mesías. Reconocieron a Jesús como el cumplimiento de su esperanza tan esperada, el Rey prometido que los liberaría de la opresión y establecería el reino de Dios. Sin embargo, su comprensión de la misión del Mesías se limitaba a la liberación terrenal, mientras que Jesús vino a ofrecer liberación espiritual del pecado.

El reinado de Jesús se extiende  también más allá de los límites del tiempo y el espacio. Él reina como el Rey de Sión no solo sobre un territorio físico, sino también sobre los corazones y vidas de los creyentes en todo el mundo. Al reconocer a Jesús como nuestro Rey, nos sometemos a su autoridad, entregando nuestras vidas a su señorío y participando dell establecimiento de su reino en la tierra.

Mientras reflexionas sobre su entrada triunfal en Jerusalén, ¿cómo puedes reconocer a Jesús como Rey, aceptar su reinado en tu vida y anticipar con ansias su glorioso regreso?