Día 8 | Semana Santa 2025

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Jesús, Nombre Sobre Todo Nombre


Mateo 28:1-20

La resurrección

1 El domingo por la mañana temprano, cuando amanecía el nuevo día, María Magdalena y la otra María fueron a visitar la tumba.
2 ¡De repente, se produjo un gran terremoto! Pues un ángel del Señor descendió del cielo, corrió la piedra a un lado y se sentó sobre ella. 3 Su rostro brillaba como un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve. 4 Los guardias temblaron de miedo cuando lo vieron y cayeron desmayados por completo.
5 Entonces, el ángel les habló a las mujeres: «¡No teman! —dijo—. Sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado. 6 ¡No está aquí! Ha resucitado tal como dijo que sucedería. Vengan, vean el lugar donde estaba su cuerpo. 7 Y ahora, vayan rápidamente y cuéntenles a sus discípulos que ha resucitado y que va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán. Recuerden lo que les he dicho».
8 Las mujeres se fueron a toda prisa. Estaban asustadas pero a la vez llenas de gran alegría, y se apresuraron para dar el mensaje del ángel a los discípulos. 9 Mientras iban, Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas corrieron hasta él, abrazaron sus pies y lo adoraron. 10 Entonces Jesús les dijo: «¡No teman! Digan a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán».

El informe de los guardias

11 Mientras las mujeres estaban en camino, algunos de los guardias entraron en la ciudad y les contaron a los principales sacerdotes lo que había sucedido. 12 Se convocó a una reunión con los ancianos, y decidieron dar a los soldados un gran soborno. 13 Les dijeron: «Ustedes deben decir: “Los discípulos de Jesús vinieron durante la noche, mientras dormíamos, y robaron el cuerpo”. 14 Si llega a oídos del gobernador, nosotros los respaldaremos, así no se meterán en problemas». 15 Entonces los guardias aceptaron el soborno y dijeron lo que les habían ordenado. Su historia corrió por todas partes entre los judíos y la siguen contando hasta el día de hoy.

La gran comisión

16 Entonces los once discípulos salieron hacia Galilea y se dirigieron al monte que Jesús les había indicado. 17 Cuando vieron a Jesús, lo adoraron, ¡pero algunos de ellos dudaban!
18 Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 20 Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».

 

DEVOCIONAL:

Siempre me han fascinado los nombres y hago el esfuerzo para recordarlos, escribirlos y pronunciarlos correctamente. Un nombre es la identidad de alguien. No puedes evitar pensar que cuando los padres le dan un nombre a su bebé, hay intención y motivo detrás de ello; en cierto modo, nombrar a un niño es una forma de profecía, hablando su destino a la existencia. El significado de mi nombre completo, Richard, proviene del alemán. Es una combinación de ric (gobernante o rey) y hard (valiente o fuerte). No estoy seguro si mis padres sabían siquiera que estaban declarando “fortaleza” sobre mi futuro. Pero ¿puedes imaginar cómo se sintió José cuando escuchó del ángel, Gabriel, en Mateo 1:21 que María daría a luz a un hijo y “…le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”? ¿En ese momento, realmente sabía que Jesús sería un salvador?

Sin embargo, aquí estamos en nuestra última reflexión de Semana Santa, leyendo sobre un evento que cambió el curso de la historia. Y de todo lo que hemos leído durante los últimos 7 días, permíteme señalar una cosa: El nombre de Jesús provoca e incluso exige una respuesta. Cuando las personas escuchan Su nombre, como los discípulos en el v.17, algunos lo exaltarán, otros se burlarán, algunos se arrepentirán de sus pecados y otros adorarán Su nombre. Pero llegará un día en que se cumplirá Filipenses 2:9-11:

“Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”

Esta Semana Santa hemos descubierto que Jesús es: Rey de Sion, Hijo de David, Hijo del Hombre, Mesías, Hombre de Dolores, Cordero de Dios, Amigo de los Pecadores. Sin embargo, la suma de todos esos títulos llevan al Nombre Sobre Todo Nombre. Y lo mejor de todo esto es: para quienes reconocen a Jesús y se rinden a Él, Su nombre se convierte en su nueva identidad. 2 Corintios 5:21 dice “Al que no cometió pecado alguno, por NOSOTROS Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.”

Espero que al reflexionar sobre los nombres y títulos de Jesús, y lo que cada uno de ellos lleva implícito, tu corazón se llene de gratitud y alabanza, declarando “¡Aleluya, alabanza al que venció y reina para siempre!”Ahora que sabes que tu identidad se encuentra en el nombre de Jesús, ¿Cómo piensa honrar su identidad como seguidor de Cristo? ¿Qué aspecto de su vida necesita ser cambiado para que pueda mostrar el carácter de Jesús?